Este fin de semana, una buena parte del Club de Espeleo Katiuskas
hemos estado en Valencia, en una salida de club, con la intención
de visitar principalmente la sima de la Llenca del Serrano y la
Sima del Campillo.
A la salida fuimos en total 21 personas divididas en 9 coches:
Coche 1: Jesús, Charo, Lucas
Coche 2: Ruly, Esther
Coche 3: Céspedes, Trini
Coche 4: Isabel, Alberto, Sonia
Coche 5: José Carlos, Raquel
Coche 6: Jesús, Eva
Coche 7: Gabi, María
Coche 8: Vanesa, Agus
Coche 9: Juanfe, Nuria, Martín
Viernes 18 de febrero
Llegan los coches 1 al 8 por la tarde/noche, al lugar de encuentro:
un bar abandonado en la carretera de Tous al embalse.
Como últimamente estamos acomodándonos, nos hacemos mayores y algunos
tienen niños, y como además hace frío en la calle, casi todos tenemos
autocaravana o furgoneta preparada donde dormir; en realidad, todos
duermen en su vehículo salvo por dos tiendas pequeñas que se montaron
(y se desmontaron a primera hora de la mañana).
Sábado, 19 de febrero: Llenca del Serrano
Nos dirigimos hacia la Llenca del Serrano: boca de 1.2 metros de diámetro que desemboca en una gran sala después de bajar 42 metros en volado.
En la sima entramos Jesús, Charo, Ruly, Esther, Céspedes, Isabel, José Carlos, Raquel, Jesús Gabi, Vanesa, Agus, Juanfe y Nuria.
La sala de entrada tiene 2 zonas: la primera, junto a la entrada, es un caos de bloques y de arcilla con muchas pendientes; la segunda, después de superar un desnivel de unos 15m, presenta una suave rampa de descenso, con formaciones en las paredes. En la pared derecha, junto a unas coladas, podemos encontrar el acceso a otra sala escondida, muy rica en formaciones.
Al salir todos de la sima, por la tarde, sin mover los coches nos dedicamos a dar un paseo, hasta la boca de la sima del Campillo., donde encontramos a un grupo de unos 15 valencianos que estaban dando un curso. Nos dicen que mañana domingo seguirán con el curso, pero que nos dejarán sitio para que montemos alguna otra vía de bajada.
El sábado por la noche celebramos el cumple de Vanesa, que fue el viernes, antes de acostarnos, esta vez en una casa abandonada entre la Llenca del Serrano y el Campillo.
Domingo, 20 de febrero: Campillo, Candil, Tortero
Por la mañana vamos hacia la sima del Campillo, pero, antes de que pudiéramos entrar todos, llegan 3 personas de Conservación de Cavidades de la Federación Valenciana de Espeleología para indicarnos que está prohibido el acceso a la sima salvo entre los meses de marzo a octubre, para preservar una colonia de murciélagos muy importante que hay en la sala. Por lo tanto, las 2 ó 3 personas que ya habían entrado tienen que salir, y los demás se quedan sin entrar.
Mientras tanto, Céspedes y Trini, que habían decidido no entrar en el Campillo, se dedican a intentar encontrar otras cuevas de la zona:
Cueva del Candil
Hay indicaciones para llegar a la cueva, pero están en un sendero equivocado: el camino que lleva a la cueva está a unos 300 metros del cartel, en dirección hacia la Llenca y el Campillo.
El cartel está puesto en una zona en la que no hay ningún camino claro, pero desde el que se puede llegar a una pequeña sima que no está equipada y junto a la cual han puesto un cartel de "Cueva del Candil", aunque sabemos que esa no es.
La Cueva del Candil, como ya he dicho, está en un camino que sale unos 300 metros más adelante, marcado con un hito y con flechas rojas, y desde el que se llega fácilmente a la cueva, con una única galería de 315 metros con una altura media de 8 metros y una anchura media de 5 ó 6 metros. No hay muchas formaciones, salvo unos gours en el primer tramo de la cavidad.
Cueva del Tortero
Una vez más, en la misma carretera hay un cartel que indica hacia la "Cueva del ortero" (falta la "T"), pero, una vez más, lo han puesto en el lugar equivocado. Esta vez se han confundido en unos 500 metros; a la cueva se llega por una pista que en su primer tramo está en muy buen estado, la primera pista transitable que se ve a la izquierda llendo desde la Cueva del Candil hacia Tous.
La Cueva del Tortero se usó anteriormente como refugio para el ganado, y de hecho pueden verse todavía restos del cierre con piedras y alambres que había a la entrada. La entrada da a una sala horizontal con formaciones muy rotas y en mal estado, pero al fondo se encuentra una ventana que da a otra sala con formaciones en mucho mejor estado, que no llegamos a explorar por falta de tiempo.
Aparentemente, Tortero puede tener al menos 150 metros de desarrollo predominantemente horizontal, con formaciones que merece la pena visitar y fotografiar.
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