Antes de la operación, me administraron anestesia local, epidural, cuyos efectos duraron unas 8 horas. El principal problema en el hospital, después de la operación, fue la dificultad para orinar; a las 3 de la mañana me pusieron un catéter, y fue realmente desagradable. No pude dormir nada hasta que me lo quitaron a las 7:00. Pero, incluso entonces, no pude orinar hasta las 14:00, y solo unas pocas gotas, y con gran dolor.
El viernes, 26 de febrero, a las 15:00, dejé el hospital y me fui a casa. El médico me recetó analgésicos para el dolor (paracetamol y metamizol), y me recomendó baños de asiento en agua tibia.
La primera semana después de la operación fue la más dolorosa de mi vida, especialmente durante la primera deposición.
Desde entonces, he empezado a sentirme algo mejor. Ahora me encuentro recuperado en torno al 75%. Todavía me duele algo, y no puedo estar sentado durante periodos largos de tiempo, pero en unos días empezaré a trabajar otra vez y mi vida volverá a la normalidad.