Esta tarde Trini ha llegado a casa con algo nuevo: su padre, José Juárez, me ha hecho un regalo inesperado: un periquito.
Es de color verde con tonos amarillos (como casi todos los periquitos), es macho y viene con una jaulita pequeñita, con dos palos transversales, un arito, un comedero y un bebedero.
Ahora mismo tiene su sitio en la cocina, encima de la mesa, y junto a la ventana. Es bastante asustadizo y pía muy escandalosamente, aunque no todo el tiempo, solo unas pocas veces al día (al menos de momento).